Atada a este colchón viejo lejos de casa y de cualquier recuerdo.
De la puerta del colegio la raptaron un día
le pusieron precio a su cuerpo,
lo venden noche y día.
Le dan brebajes que la mantienen dormida
inmersa en una pesadilla.
Al despertar se da cuenta por un momento
que el Sol ya no brilla,
la lluvia es perenne
y su cuerpo pestilente a sudor y semen.
Con el alma cansada la han visitado
civiles, militares, funcionarios;
de todo en este templo ha entrado.
Y mientras la demanda exista
ella seguirá inmersa en esa pesadilla.
La crudeza social... No es ficción, por eso soy comensal feliz de las glosas certeras, fidedignas y reales; nuestra Pseudocultura... A hecho tanto daño a la mujer que hoy la vida connota su papel y la da el seÑorita intelectual, vrindandonos escritos como este, que en nuestros casos no escribimos con tanto corazón y conciencia social...
ResponderEliminarEntiendase empatia y amor, una capacidad innata en los escritos femeninos de los cuales tanto admiro